El profesor George Steiner dice que “el marxismo tiene sus leyendas y su iconografía, y con esto me refiero a las imágenes habituales de Lenin, a toda la historia de su vida en miles de narraciones, cuentos, óperas, películas, incluso en ballet. El marxismo tiene su vocabulario. El marxismo tiene sus emblemas, sus gestos simbólicos, como cualquier creencia religiosa transcendente. Dice al creyente: «Quiero de ti un compromiso total. Quiero de ti una implicación total de tu conciencia y tu persona en la dedicación a mí». Y a cambio, como hace la gran teología, ofrece una explicación completa de la función del hombre en la realidad biológica y social. Y sobre todo, ofrece un contrato de promesa mesiánica con respecto al futuro”.
Pero añade Steiner que “las cruciales predicciones marxistas simplemente no se han cumplido, y no creo que se necesite ser un técnico ni un economista profesional para darse cuenta de hasta qué punto se ha equivocado el marxismo, por ejemplo, respecto de la pauperización de la clase obrera o en cuanto a la profecía, repetida una y otra vez, sobre el inminente derrumbamiento catastrófico del capitalismo”. En realidad donde el marxismo alcanzó el poder no produjo liberación, sino terror burocrático.
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