Escribe David Friedman que los liberales modernos sostienen que el progreso se debe a la legislación estatal, la limitación de horas de trabajo, la prohibición del trabajo infantil, la imposición de normas de seguridad y otras violaciones del principio del laissez-faire. Sin embargo, todo apunta a que la legislación siempre ha seguido al progreso en lugar de precederlo. Hasta que la mayoría de los trabajadores no disfrutó de una jornada laboral de diez horas, no fue políticamente posible legislarla.
Para los verdaderos igualitarios que consideran la igualdad como un fin en sí misma, esto no tiene justificación, dice Friedman. La herencia es desigual y, por tanto, injusta. Yo no simpatizo con esta opinión. No encuentro ninguna razón mejor que la avaricia para reclamar que “merezco” parte del patrimonio de otro, que no he ayudado a producir, cuando este muere. No encuentro un motivo más noble que la envidia por el que a alguien le pueda molestar la buena suerte del que recibe una herencia “no merecida”.
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