Escribe Moisés Naím que la manifestación de la difusión del poder en el mundo económico son los miembros de una nueva especie, la de las multinacionales de países pobres (es decir, nacidas en países menos desarrollados), que han desplazado o incluso adquirido algunas de las mayores compañías del mundo. Las inversiones procedentes de los países en vías de desarrollo pasaron de 12.000 millones de dólares en 1991 a 210.000 millones de dólares en 2010. La mayor productora de acero del mundo, ArcelorMittal, tiene su origen en Mittal Steel, una empresa india creada no hace mucho, en 1989. Cuando los estadounidenses beben su emblemática Budweiser, en realidad están bebiendo una cerveza de una empresa creada por la fusión de una cervecera brasileña y otra belga en 2004, que en 2008 se hizo con el control de Anheuser-Busch y, con ello, formó el mayor fabricante de cerveza del mundo.
En 2010 se alcanzó un número sin precedentes de nuevos multimillonarios, y todos los años hay varios nombres que desaparecen de la lista para que otros, desconocidos y procedentes de todos los rincones del planeta, ocupen su lugar. Miles de magnates de las empresas de tecnología y de las finanzas, con sus enormes fortunas recién adquiridas, están incorporándose al mundo de las donaciones mucho antes y con aportaciones de dinero mucho mayores. La filantropía como inversión ha generado un nuevo sector económico, dedicado a asesorar, respaldar y encauzar ese dinero.
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