Cuando Platón dijo que no se puede trasmitir el saber de una persona a otra como se pasa el agua de un recipiente lleno a uno vacío a través de una cuerda de lana, sin duda estaba sugiriendo que el saber, más que un cúmulo de certezas y de informaciones, es en lo fundamental una actitud. Una actitud que permite aprovechar la información para llegar a nuevas conclusiones, aprovechar unas nociones para intentar nuevas respuestas, utilizar un conjunto de conquistas técnicas para proponer nuevos desafíos.
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