Juan Pablo II en su encíclica Evangelium Vitae escribe: “Este horizonte de luces y sombras debe hacernos a todos plenamente conscientes de que estamos ante un enorme y dramático choque entre el bien y el mal, la muerte y la vida, la cultura de la muerte y la cultura de la vida. Estamos no sólo “ante”, sino necesariamente “en medio” de este conflicto. Todos nos vemos implicados y obligados a participar, con la responsabilidad ineludible de elegir incondicionalmente en favor de la vida. También para nosotros resuena clara y fuerte la invitación a Moisés: “Mira, yo pongo hoy ante ti vida y felicidad, muerte y desgracia...; te pongo delante vida o muerte, bendición o maldición. Escoge la vida, para que vivas, tú y tu descendencia” (Dt 30, 15.19)”.
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