Un periodista y escritor español escribía que cuando no hay profundidad ni honor, cuando la palabra ha perdido su valor, mil veces violentada, se mueren los músculos del pensamiento, pero también de la acción, se marchita el amor por la verdad y se agota la pulsión que requiere una sociedad a través de sus élites para avanzar en el progreso real del bienestar en libertad.
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