Una de las funciones de la ciencia histórica es la de introducir, de modo no ideológico y respetando lo impredecible del porvenir, el horizonte del futuro en su reflexión (Erdmann, 1964;Schulin,1973). Un elemento esencial de los historiadores de las épocas antiguas es que saben lo que sucedió después. Los historiadores del tiempo presente lo ignoran.Para Jacques Le Goffla la historia es la ciencia del pasado, con la condición de saber que éste se convierte en objeto de la historia a través de una reconstrucción que se pone en cuestión continuamente.
Para Léopold Genicot la imparcialidad del historiador es deliberada, la objetividad inconsciente. El historiador no tiene derecho a perseguir una demostración a despecho de los testimonios, a defender una causa, sea cual fuere. Debe establecer y hacer manifiesta la verdad, o lo que cree que es la verdad. Pero le es imposible ser objetivo, hacer abstracción de sus concepciones del hombre, especialmente cuando se trata de medir la importancia de los hechos y sus relaciones causales.
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