En el enamoramiento el valor de la persona se revela con independencia de los valores sociales, del éxito, de la gloria. El enamoramiento es la revelación de que esa persona común, que nada tiene de diferente con respecto a los demás, es, para nosotros, una individualidad única e insustituible, dotada de un valor absoluto. Si el enamoramiento dependiera tan sólo de las cualidades sociales y reconocidas de las personas, todos los hombres se enamorarían única y exclusivamente de las mujeres bellísimas, y las mujeres, única y exclusivamente de los hombres poderosos o de los famosos. Cosa que no ocurre. Existe ahí, por lo tanto, una oposición entre la atracción erótica por el líder y por la estrella, que se dirige a un objeto reconocido por todos, y el enamoramiento que elige la individualidad por lo que es en sí. El enamoramiento revierte los valores sociales, ama inclusive la pequeñez, los dolores, las debilidades, los defectos, la fragilidad del amado. Ama su pobreza, su infortunio. Ama lo que él es, dejando a un lado y descartando la opinión del mundo. El amor por el líder o la estrella se inclina, por el contrario, ante la opinión colectiva, escribe el catedrático de Sociología Francesco Alberoni.
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