En 1971 Vintila Horia funda la revista Futuro-Presente que introduce en España el debate sobre las implicaciones metafísicas y espirituales de los avances en física cuántica, filosofía de la ciencia, astrofísica, biología, neurología, política y sociología. A través de la linea editorial de la revista se detecta una de las constantes del pensamiento de Vintila Horia, el convencimiento de que el relativismo al que conduce la nueva ciencia es prueba de que ella, por si sola, no puede esclarecer los secretos últimos del ser humano y del universo. Considera que el apoyo de la teología, esta misma ciencia puede llegar a convertirse en una huella, en una imagen o reflejo que, por analogía, apunte hacia ese misterio y ayude a esclarecerlo. De ahí su certidumbre en la defunción del reino de la cantidad materialista y su esperanza en el resurgimiento de una tradición occidental donde la razón y fe se revelen como vías de conocimiento complementarias. Según Vintila “es prueba de una gran incultura creer que ser progresista, en sentido científico de la palabra, implica una actitud antirreligiosa. A la física se le puede llamar metafísica, porque es antimaterialista desde todos los puntos de vista. La nueva ciencia es una ciencia que acepta lo metafísico y habla del Dios de la creación. Todo lo que sucede en el cosmos implica una actitud religiosa en la mayoría de los casos. El hombre contemporáneo, al no ser religioso, es inculto”.
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