lunes, 10 de julio de 2023

Cuando Rusia atacó militarmente la soberanía de Ucrania

“La guerra de Ucrania no tiene justificación, porque es una invasión de un país soberano con toda su tragedia, pero sí tiene causas”, decía Lanxing Xiang, director del Institute of Security Policy de Shanghái, días después del comienzo de la invasión”.Cuando Rusia atacó militarmente la soberanía, territorio e integridad territorial de un país independiente rompió no solo la legalidad internacional sino la legitimidad que pudiera justificar su acción (ius ad bellum según la Teoría de la Guerra Justa). Para los ucranianos, su principal justificación, legal y ética, viene del hecho de que no eligieron una guerra que es de legítima defensa ante una invasión de su territorio y amenaza a su soberanía como Estado independiente.El artículo 51 de la Carta de Naciones Unidas, manifiesta que para defenderse de una agresión injusta es legal y legítimo tanto la defensa individual como la colectiva. Ucrania y Occidente acusan a Rusia de cometer crímenes de guerra y atrocidades en Ucrania, siendo las mostradas con vídeos y otras imágenes en las ciudades de Bucha, Izyum y Kherson las que parecen más evidentes. Las posibilidades de que las fuerzas militares rusas hayan cometido crímenes de guerra y otras atrocidades alcanzaron notoria plausibilidad el viernes 17 de marzo de 2023 cuando el TPI emitió una orden de arresto contra el presidente de la Federación de Rusia, Vladimir Putin, bajo la presunción de crimen de guerra por la deportación forzada de niños ucranianos desde zonas capturadas durante la guerra de Ucrania a territorio ruso.

En cuanto a la Unión Europea, además de trasladar a Ucrania la esperanza de una integración futura en su proyecto político, le ha prestado desde el primer momento un apoyo político, económico y militar notable. Ello llevado a cabo con grandes esfuerzos para lograr posiciones unánimes, dadas las diferentes sensibilidades dentro de la Unión hacia Rusia y que con la guerra se han puesto de manifiesto de forma más clara, siendo la posición de Hungría la más obvia.Ucrania, a pesar de sus extraordinarios sacrificios, heroísmo y motivación para defender a su país, sobrevive para continuar las operaciones y no colapsar en esos escenarios gracias a la esencial colaboración política, económica y militar occidental. La continuidad de la misma se sustenta en la valoración moral, más que en la política y económica, de un injusto agresor no solo a un país soberano sino a todo un orden mundial basado en la democracia, el imperio de la ley y el desarrollo de los Derechos Humanos. La Unión Europea, por su parte, y entre las primeras sanciones impuestas desde 2022, ha suspendido las actividades de radiodifusión de medios respaldados por el Kremlin (Sputnik y filiales, Russia Today y filiales, Rossiya, etc.), por promover la desinformación sobre la invasión de Ucrania y desestabilizar a los países vecinos de Rusia y a la UE y sus Estados miembros. Impedir a los europeos conocer otras posturas por mucho que se dé por su supuesto su condición de fake news, aunque provengan de Rusia, es moralmente cuestionable, sobre todo si la libertad de información y prensa es uno de los pilares sobre los que se asienta la Unión y teniendo en cuenta que el primer principio de las sanciones es que no castiguen a las poblaciones civiles. En relación con las sanciones impuestas por EE.UU.,la Unión Europea y otros países fundamentalmente de la órbita occidental, su efectividad en el corto plazo ha sido muy reducida. En el largo plazo, su posible levantamiento puede actuar como un incentivo que debería contribuir a un cese de las hostilidades y un eventual acercamiento a de Rusia a las estructuras occidentales.
Desde la postura de un moralismo idealista se podría afirmar que Ucrania no debe perder esta guerra, tanto por la plausibilidad de un continuo chantaje de Rusia a otros países (Georgia, Moldavia, …), como por la indignidad político-moral de dejar a Ucrania a su suerte. Que la reconfiguración del orden mundial es una realidad y que la guerra en Ucrania contribuirá a ello en forma decisiva, ya lo indicaba Kissinger el 10 de mayo de 2022 en un artículo en Financial Times, afirmando que con esta guerra entramos en una nueva era de las relaciones internacionales. Este político, que ha tenido gran influencia en las relaciones internacionales, se opuso a la entrada de Ucrania en la OTAN pues preveía que podía ocurrir esto, pero con la guerra como una realidad ha modificado su postura indicando que no tiene sentido una Ucrania neutral y su admisión por la Alianza sería un resultado apropiado.Desde un punto de vista moral, las enormes pérdidas humanas y materiales de este conflicto han generado, sobre todo en Ucrania, sentimientos de odio y resentimiento que perdurarán en varias generaciones y que anticipan rencor y un fuerte rechazo a cualquier intento de asimilación e integración de Ucrania en la esfera de influencia rusa.
Referencia: Moliner, Juan Antonio (2023), Reflexiones sobre la dimensión ética de la guerra en Ucrania, Global Strategy Report, 14/2023.



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