No es el auto-rebajamiento lo que hace al humilde, sino la profunda toma de conciencia de sus propios límites ontológicos, que son los de la condición humana, dice la filósofa Mónica Cavallé. Y añade que el que ha accedido a esta comprensión (que no es el que tiene, sin más, la información correspondiente) no ha de cultivar la virtud de la humildad. No le hace falta. Su comprensión le hace necesariamente humilde. El cultivo de una virtud, sin comprensión, es hipocresía.
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