jueves, 25 de junio de 2020

Acuérdate que el programa eutanásico de Hitler lejos de ayudar a quien quería morir, terminó exterminando a orates y mutilados



El llamado Cristianismo Germánico o Positivo, propuesto por Hitler con el culto a un Estado “verdaderamente popular como el espartano”, cualquier tullido puede  resultar eliminado. El programa eutanásico (1936) lejos de ayudar a quien quiera morir bien, extermina a unos 70.000 orates y mutilados entre 1939 y 1941, normalmente usando los tubos de escape de camiones, al estilo recién descubierto por comisarios bolcheviques para despachar su sobrecarga de trabajo.Los carteles de propaganda serán fotos de algunos con la leyenda: “Mantener toda su vida a esta persona cuesta a la comunidad 60.000 marcos. Conciudadano, se trata de tu dinero también”, escribe Antonio Escohotado


Altos dignatarios eclesiásticos, entre otros el obispo luterano de Württemberg y el católico de Munster, el arzobispo de Paderborn y el provincial de los jesuitas en Baviera, no vacilan en denunciarlo como crimen alevoso y pecado capital, sin dejarse intimidar por la ejecución del presidente de Acción Católica y el jefe de sus Juventudes dos años antes. El obispo de Munster,  por ejemplo, dice Escohotado, futuro cardenal von Galen, considera que el ideario de Rosenberg, un neopaganismo revelado por el héroe divino Hitler, sería “el hazmerreír de gente culta” si no incluyese invitaciones forzosas a la idolatría y el homicidio, o sacrilegios como retirar todas las cruces de lugares públicos. Rosenberg, y Hitler en privado, consideran que el cristianismo es y será una religión de esclavos, opuesta en esencia a la redención nacionalsocialista, y especialmente cómica le parece a Von Galen la idea del Führer como nuevo hijo de Odín y superación (Aufhebung) de Thor. Tres sermones sucesivos, que circulan copiados por feligreses, le valdrán el apodo “León de Munster”, pues llama a “resistir el homicidio aunque suponga perder la propia vida”. Tampoco olvida recordar que el anticlericalismo nazi imita la política bolchevique, y se pregunta cuánto falta para que comiencen las ejecuciones en masa, como en la URSS. Distintas fuentes apuntan a que durante el quinquenio de Lenin fueron fusilados o ahorcados 28 obispos, junto con unos 1.200 popes, y que otros 95.000 perecieron en las purgas estalinistas (cf. Wikipedia, Russian Orthodox Church).

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