Afirma el sociólogo Stanislav Andreski que un político o un economista difícilmente admitirán que su opinión o asesoramiento era equivocado, ya que siempre serán capaces de encontrar algún argumento para justificar su error. Después de todo, incluso si lo ocurrido a la gente que actuó fiándose de su diagnóstico o recomendación fue bastante desastroso, nunca puede demostrarse concluyentemente que las cosas no hubieran resultado peores en caso de adoptarse una política diferente. Tampoco puede demostrarse concluyentemente que el consejo fue implementado correctamente y no mal comprendido o mal aplicado.
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