Juan Pablo II en su encíclica Evangelium Vitae avisa que “Satanás, que es homicida desde el principio, y también mentiroso y padre de la mentira (Jn 8, 44), engañando al hombre, lo conduce a los confines del pecado y de la muerte, presentados como logros o frutos de vida”. y añade que “explícitamente, el precepto no matarás tiene un fuerte contenido negativo. Indica el límite que nunca puede ser transgredido. Implícitamente, sin embargo, conduce a una actitud positiva de respeto absoluto por la vida, ayudando a promoverla y a progresar por el camino del amor que se da, acoge y sirve”.
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