lunes, 13 de abril de 2020

Public schools



Augusto Assía cuenta hablando de Inglaterra que las public schools han sido a través de los últimos cuatrocientos o quinientos años el palenque donde se ha elaborado el carácter y la formación de las clases dirigentes británicas. Han sido la solera de las mejores virtudes del país, porque han sido su gran estimulante, aunque no han hecho ciertamente una comunidad de sabios ni de grandes teóricos o teólogos. Las public schools, antes que a sacar detalles de los libros y meterlos en la cabeza de los chicos, aspiran a inspirar confianza en sí mismo, confianza en el poder mental y físico, conocimiento de la naturaleza y cultivo del espíritu por medio del latín y el griego, así como la frecuentación de los clásicos. Su leitmotiv es estimular en la juventud inglesa todas las potencias que tienden a unir y formar espíritu de comunidad, sin destruir las peculiaridades individuales. La libertad ha sido siempre la gran diosa pagana de las public schools. El resultado es esa solidaridad tremenda, esa solidaridad de roca que muestran siempre, en cada ocasión, ante cada vicisitud o en cada alegría, los estratos más elevados de Inglaterra. Todo aquel que está llamado a desempeñar un papel preponderante en la vida nacional inglesa, lo mismo si se trata del ejercicio de las armas como de la medicina, del comercio o del derecho, de la política o la industria, pasa por las public schools, donde su carácter, sus hábitos y su ideología son modelados en la vida común durante seis u ocho años. Usted no nota aquí, por ejemplo, la diferencia que nota en otros países entre un industrial y un general, o que un industrial quiera hacerse general durante la guerra y un general industrial durante la paz. Es que ambos adoptan la común actitud y el espíritu común adquiridos en las public schools.

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