Si observamos las historias humanas a lo largo de un amplio período de tiempo, nos daremos cuenta de que el vestido es un excelente indicador de los valores que dan su aliento a esta o a aquella civilización. Obviamente, desempeña una función fisiológica,resguardarse del frío, evitar los agobios del calor, pero su dimensión cultural es igualmente indiscutible, dice el sociólogo Michel Maffesoli. Por otra parte, hay una vieja palabra en la tradición monástica, la investidura, que muestra hasta qué punto la toma de los hábitos es la más fuerte expresión de la integración a una determinada comunidad.
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