*La Alianza que Dios había sellado con su Pueblo incluía unas prescripciones que no tenían el sentido original de imponerles cargas sino, muy al contrario, el de llevarles por caminos de libertad: “Hoy pongo ante ti la vida y el bien, o la muerte y el mal. Si escuchas los mandamientos del Señor, tu Dios, que yo te ordeno hoy, entonces vivirás y te multiplicarás. El Señor, tu Dios, te bendecirá en la tierra que vas a tomar en posesión” (Dt 30,15-18). La tierra prometida a los hebreos es una figura de la tierra interior en la que los hombres y mujeres de todos los tiempos podemos entrar, si vivimos en su auténtico sentido los mandamientos.
El mundo puede revelarse a veces contra los Mandamientos, como si fueran imposiciones trasnochadas, propias de un estadio infantil de la humanidad; pero no faltan ejemplos de cómo se desmoronan las sociedades y las personas cuando creen que pueden ignorarlos.
*La ternura de Dios
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