Los fabricantes y los programadores informáticos están dedicando esfuerzos para encontrar formas de provocar nuestras tendencias antropomórficas. La mayoría de las empresas no tienen como objetivo replicar exactamente la forma humana, ya que los robots que son demasiado similares a los humanos son a menudo percibidos como ‘espeluznantes’ y repelentes. Un enfoque particular está en la cara robótica o virtual, y especialmente en los ojos. Establecer el contacto visual, y experimentar que el otro está como “si nos mirara”, nos permite llegar a otra persona que es concebida y racionalizada como si existiese “detrás de los ojos”. También se quiere provocar el antropomorfismo es en el desarrollo de un lenguaje cada vez más parecido al humano, escribe el profesor John Wyatt.
El uso comercial de poderosos mecanismos antropomórficos nos abre nuevas formas de manipulación e incluso de abuso. El periodista David Polgar dice que “puede jugarse con la compasión humana. Es el definitivo hack psicológico; un fallo en la respuesta humana que puede ser explotado en un intento de hacer un producto pegadizo. Es por eso que los diseñadores les dan a las IA’s características humanas en primer lugar, quieren que nos gusten”. Algunas máquinas inteligentes pueden ser percibidas como si tuvieran, según la frase de Nigel Cameron, al menos una “personalidad análoga”. No son personas humanas reales, pero pueden desempeñar hasta cierto punto algunos de los mismos papeles sociales. Sherry Turkle manifiesta que los niños que interactuan con los robots saben que no son seres vivos de la misma manera que un animal. Pero los niños a menudo describen al robot como “lo suficientemente vivo para ser un compañero o un amigo”.
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