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Papa teme que las armas nucleares terminen en manos de extremistas |
La guerra nuclear expondría a todos los hombres, mujeres y niños comunes de las naciones con armamento nuclear al riesgo de la destrucción inmediata o, en su defecto, a las inevitables radiaciones secundarias. Por contra, cuenta el historiador militar John Keegan, los presidentes, los primeros ministros y los primeros secretarios pertenecerían al único grupo cuya supervivencia quedaría en cualquier caso preservada de la extinción nuclear inmediata o posterior. Los menos responsables de la guerra y los menos equipados para protegerse de sus consecuencias, los bebés y sus madres, los enfermos, los lisiados, los ancianos, estarían en la línea de frente; mientras que los jefes de gobierno, también jefes de la fuerza nuclear, estarían protegidos en cuarteles generales situados en refugios profundos, o aislados en puestos de mando aerotransportados. Los débiles correrían más riesgo y los fuertes menos.
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