Alan Brooke, jefe del Estado Mayor Imperial, “individuo no demasiado religioso”, echando un vistazo a los principios éticos usados para describir la guerra el día que terminó en Europa decía: “Estoy convencido de que existe un Dios todopoderoso que vela por el destino de este mundo. Tenía pocas dudas al respecto antes de que empezara esta guerra, pero ahora estoy más convencido que nunca. Durante los seis últimos años he visto una y otra vez cómo Su mano controlaba y guiaba al mundo rumbo a ese destino definitivo decretado por Él". (Danchev y Todman, Field Marshal Lord Alanbrooke. War Diaries).
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