domingo, 25 de marzo de 2018

#MeToo 

Mary Cuff
La profesora Mary Cuff, filóloga y profesora de literatura inglesa en la Universidad Católica de América, plantea en un artículo publicado en Crisis Magazine algunas interesantes objeciones al planteamiento de fondo de #MeToo, que deja intactos los errores morales que conducen al acoso sexual y a su encubrimiento:

“Hace unos años, unas fotos de la actriz
Jennifer Lawrence 
Jennifer Lawrence desnuda, que ella se había hecho para su novio, fueron pirateadas y publicadas en los medios de comunicación. Naturalmente, ella se sintió destrozada e intentó retirarlas. Sin embargo, al cabo de un mes, posó desnuda para una serie de portadas con el fin de "educar a la gente sobre la importancia del consentimiento". La razón por la que fue injusto que el primer grupo de fotos acabara en la red fue porque ella no había dado su consentimiento. Pero no había problema en publicar el segundo grupo porque ella había dado su permiso.

Posar desnuda en la portada de una revista, ¿es más virtuoso cuando se hace con conocimiento y consentimiento? La acción es equivocada porque es perjudicial para uno mismo y para los demás. Daña la relación con los seres queridos. Ningún hombre es suficientemente abierto de mente para apoyar este comportamiento de su mujer como "su decisión" (aunque haya quienes digan que sí lo hacen). Y, desde luego, degrada la moralidad de la sociedad, dando mal ejemplo a las chicas adolescentes y siendo una mala tentación para los chicos adolescentes.

La moralidad basada en el consentimiento es inherentemente ambigua y poco fiable. Mientras algunos hombres asumen que "no" puede significar "quizás", algunas mujeres, arrepentidas por los encuentros sexuales consentidos que dejan una mala impresión de ellas, acaban cambiando su "sí" por un "no" después del hecho. Este es el caso, por ejemplo, de Monica Lewinsky, que últimamente
Bill Clinton.
ha sugerido que en su affaire consensuado con el entonces presidente Bill Clinton la estructura de poder estaba desequilibrada, por lo que su "sí" fue forzado. Darse cuenta de esto le ha costado veinte años de su vida. Entonces, ¿son totalmente equilibradas todas las relaciones sexuales? Según el estándar de Lewinsky, toda relación sexual puede llamarse “violación".

Si el movimiento #MeToo quiere llevar a cabo un cambio efectivo, tiene que abrazar el sistema moral en el que la bondad y la maldad objetivas hacen que las acciones sean buenas o malas, no las palabras "sí" y "no". La naturaleza humana es frágil y todos tenemos libre albedrío, por lo que nunca tendremos un sistema infalible que evite el mal comportamiento.


Pero un sistema moral basado en el bien y el mal, y no en el consentimiento, dará como resultado una sociedad en la que muchos hombres, cuando se encuentren solos con una mujer con la que no están casados en una sala o en un ascensor, no le harán insinuaciones sexuales, deseadas o indeseadas, porque sabrán que la acción es, en sí misma, equivocada. En este tipo de sistema moral, lo que una persona debería o no debería hacer es mucho más fácil de comprender porque hay una explicación objetiva y lógica por la que una acción es buena o mala, por lo que racionalizaciones del momento sobre el mal comportamiento son difíciles de justificar. Un sistema moral basado en el consentimiento elimina toda la lógica en favor de una preferencia individual puramente subjetiva, lo que resulta en un caos social”.

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