Hay quienes solo quieren disfrutar. Quieren aprovechar la vida al máximo, tener lo que consideran una vida en plenitud. No desean someterse ya a ningún precepto, a ninguna autoridad, buscan la libertad radical; quieren vivir sólo para sí mismo, sin ninguna exigencia. Disfrutan de la vida; se sienten totalmente autónomos.
El hombre que entiende la libertad como puro arbitrio, el simple hacer lo que quiere e ir donde se le antoja, vive en la mentira,dice el Papa Benedicto XVI, pues por su propia naturaleza forma parte de una reciprocidad, su libertad es una libertad que debe compartir con los otros; su misma esencia lleva consigo disciplina y normas; identificarse íntimamente con ellas, eso sería libertad. Así, una falsa autonomía conduce a la esclavitud: la historia, entretanto, nos lo ha demostrado de sobra. El que era totalmente libre se convierte en un esclavo miserable.
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