Característica del siglo XX fue el auge y ulterior caída del Estado. Esto es aplicable en dos sentidos distintos pero relacionados. El primero describe la emergencia de los estados-nación autónomos durante las primeras décadas del siglo, y la reciente disminución de sus poderes a manos de las corporaciones multinacionales, instituciones transnacionales y el movimiento acelerado de personas, capitales y mercancías fuera de su control.
Respecto al proceso de que el poder caiga en manos de instituciones transnacionales no hay mucha discusión, aunque según opinión del profesor Tony Judt parece probable que a aquellos que consideran el resultado, un “mundo plano”, deseable e inevitable les aguarde una sorpresa, pues unas poblaciones en busca de seguridad económica y física pueden volver a los símbolos políticos, recursos legales y barreras físicas que sólo puede proporcionar un Estado territorial.
Dentro de la Unión Europea hay movimientos políticos importantes que quieren volver al Estado territorial.
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