El investigador de Harvard Jerome Kagan dice que un aspecto muy concreto de la naturaleza humana es que la suma total de la bondad es muy superior a la de la maldad: “Aunque los seres humanos hayan heredado un sesgo biológico que les permite sentir ira, celos, egoísmo y envidia y ser duros, agresivos o violentos, también disponen de un legado biológico todavía más fuerte que les inclina hacia la bondad, la compasión, la cooperación, el amor y el cuidado, especialmente hacia los más necesitados”. Este sentido ético integrado es, según Kagan, “uno de los rasgos biológicos característicos de nuestra especie”.
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