Una mujer, en una carta al periódico The Times dio con la metáfora perfecta. Las mujeres que ejercían la prostitución perdían la virtud como se pierde un reloj cuando el reloj te lo roba un ladrón en plena calle. La sociedad agarraba a estas mujeres por el cuello y les amenazaba: “¡Tu cuerpo o la vida!”. Cuanta más miseria se diera en un lugar, más prostitutas había.
Un periódico madrileño se quejaba de lo miserable que resultaba la vida en los barrios pobres de la ciudad. Se reducía a dar tumbos “por un camino lleno de baches, hoyos y relejes” hasta la tumba.
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