Flora Tristán |
En sus visitas a Inglaterra durante la década de 1830 la escritora y revolucionaria Flora Tristán (1803-1844) quedó asombrada al ver las condiciones de vida de los trabajadores de las fábricas: “La esclavitud ya no es, a mi juicio, el mayor de los infortunios humanos desde que conozco el proletariado inglés; el esclavo está seguro de su pan toda su vida y de recibir cuidados cuando está enfermo; en cambio, no existe lazo alguno entre el obrero y el patrono inglés. Si este no tiene trabajo que dar, el obrero muere de hambre; si cae enfermo, sucumbe entre las pajas de su jergón… Si envejece o si a resultas de un accidente queda lisiado, es despedido y tiene que mendigar furtivamente, por miedo a ser detenido”. Para las mujeres, el desempleo significaba un destino todavía más diabólico, señalaba Flora al observar a las prostitutas que pululaban por las aceras de Waterloo Road. “En Londres, escribía, todas las clases están profundamente corrompidas”.
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