El filósofo inglés Russell escribió un libro sobre la felicidad y ocupándose del bien del individuo manifiesta que la falta de felicidad guarda relación con una visión no realista de la existencia, con una ética irrealista y con malas costumbres. Ser feliz supone ocuparse no tanto de sí mismo sino pensar en los otros y además desarrollar intereses no ligados a la situación personal y que ayuden a crear un equilibrio psicológico y amplíen el mundo del individuo. La felicidad no llega, no toca a la puerta, como se suele decir en las canciones románticas. La felicidad se crea y cada uno tiene que crearse la propia.
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