Los niños de Hamelín de Jacob y Wilhelm Grimm se publicó en el primer volumen de Deutsche Sagen (Nicolai, Berlín, 1816). El origen de esta leyenda sigue siendo oscuro y son muchas las teorías que tratan de explicarla. Quizá la más plausible es que el flautista fuera una alegoría de la peste negra que arrasó la Europa medieval; el flautista sería la muerte, representada entonces como un esqueleto vestido con alegres colores, al frente de un ejército de ratas, grandes propagadoras de la enfermedad, escribe Marta Salís.
La tonada del flautista de Hamelín es una primera muestra de la asociación romántica entre música y fatalidad, y no deja de recordar, por otra parte, que el músico es un profesional equiparable a un artesano y que sus servicios, como los de este, han de ser pagados.
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