La pintura nunca ha sido un simple juego, un puro divertimento, un elemento decorativo arbitrario. La imagen es pensamiento, tanto como el que se expresa mediante palabras. Siempre es reflexión sobre el mundo y los hombres. Tanto si es consciente de ello como si no, un gran pintor es un pensador de primera magnitud. Nos encontramos con lo que muestra la imagen, pero que la expresión verbal no puede atrapar, esas sensaciones al margen de las palabras que entran en contacto con nuestras primeras pulsiones; seguir vivo, comer y asimilar la comida, respirar y temer por la propia supervivencia, escribe el filósofo Tzvetan Todorov… lo que Yves Bonnefoy llama en un ensayo sobre Goya el “pensamiento figural”.
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