Marco Tulio Cicerón escribe en Del supremo bien y del supremo mal: “Según Epicuro, se aspira por naturaleza al placer, como lo hacen los animales y los niños. Pero, en realidad, lo que busca el instinto no es el placer, sino la autopreservación……No son los sentidos los que han de juzgar sobre el placer, sino la razón, y la razón se pronuncia a favor de la moralidad…….Todas las teorías en las que no se otorgue un puesto a la moralidad deben ser descartadas”.
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