Enseña Tomás de Aquino que amamos a alguien cuando queremos el bien para él; si, en cambio, intentamos sacar provecho del otro porque nos agrada o nos es útil para algo, entonces propiamente no lo amamos, lo deseamos. Cuando amamos, cuando queremos el bien para el otro, toda nuestra persona se entrega a ese amor, con independencia de gustos y de estados de ánimo. “La paga y el jornal del amor es recibir más amor”, escribe San Juan de la Cruz. Lo principal del amor no es el sentimiento, sino la voluntad y las obras; y exige esfuerzo, sacrificio y entrega. El sentimiento y los estados de ánimo son mudables y sobre ellos no se puede construir algo tan fundamental como es la felicidad.
No hay comentarios:
Publicar un comentario