La misión más expandida en Venezuela ha sido Mercal. Se trata de una red de tiendas para el abastecimiento de alimentos ubicada en los sectores populares. Esta red se desarrolló en medio de un ataque brutal contra los productores, la imposición de controles de precios y amenazas de expropiación que impedían el desarrollo de la producción interna de alimentos. Mercal se adelantó con importaciones masivas de alimentos a un costo superior a la producción nacional. El operativo, manejado por militares totalmente desconocedores de la materia económica y social, consistía en abrir pequeños expendios de alimentos subsidiados y realizar ventas masivas a precios por debajo de los costos. Esta misión tuvo sus minutos de gloria, especialmente en los periodos preelectorales. Sin embargo, la otra cara de Mercal fue la depresión de la producción nacional debida a la política de controles y a un desaforado proceso de corrupción de los que ahora llaman “boliburgueses” (como se denominaba inicialmente a los intermediarios de importación y a los militares encargados por Chávez de conducir la misión). Al paso de los días (en la medida en que se dificultaban las importaciones masivas por problemas del mercado externo y por deficiencias administrativas) sobrevino indefectiblemente el desabastecimiento y la escasez. “Hoy en nuestros mercados falta leche, azúcar, carne, pastas, café y otros”.Isabel Pereyra considera que el secreto de su popularidad consiste menos en sus logros tangibles (mermados severamente por la inflación y la escasez) que en el otorgamiento de “derechos simbólicos” a los más pobres. “Ese fue, señala, el fracaso de la IV República. El pueblo, que se estrellaba contra la sordera de los partidos tradicionales, se sintió finalmente aludido, reconocido y, aún más, ubicado como actor principal del discurso chavista”.
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