Charles Dickens escribe que nunca debemos separarnos, por poco que sea, de la buena senda, de la senda del honor, con el pretexto de que el fin justifica los medios. Cuando el fin que nos proponemos es bueno, es preciso conseguirlo con buenos medios; los que hacen lo contrario son malvados, y lo mejor es considerarlos como tales y no hacerse cómplices suyos.
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