Edurne Uriarte Bengoetxea, catedrática de ciencia política, escribe que ser de derechas significa creer que la ética no es patrimonio de la izquierda y que la ética es independiente de las ideologías. Los comportamientos éticos son propios de las personas, no de las ideologías. Pero tampoco dependen del nivel de riqueza, o del nivel de estudios, o del género. La ética se reparte de forma parecida entre obreros y millonarios, entre graduados universitarios y analfabetos, entre hombres y mujeres. Y los ricos, quienes se hicieron ricos, pero también quienes heredaron su fortuna, tienen una relación con la ética muy semejante al resto de la sociedad. Yo no soy más ética por ser hija de campesinos que, pongamos, los hijos de Amancio Ortega. Independientemente de nuestros orígenes, el comportamiento y los valores morales constituyen una elección y esa elección se realiza desde la libertad individual, también la libertad de elegir entre el bien y el mal.
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