Cientos de líderes eclesiásticos británicos y ministros pastorales han firmado una declaración “sobre la enseñanza cristiana ortodoxa clásica sobre el matrimonio, el sexo y la identidad”, llamada La Declaración del Amor Supremo. La declaración enfatiza que “Dios diseñó el matrimonio como una parte esencial de su modelo para la vida humana en este mundo. El matrimonio es la unión pública de pacto de por vida de un hombre y una mujer”. La declaración alienta a los líderes de la iglesia a “no entregar el Supremo Amor que Jesús nos mostró, y al que nos llama, para aceptar la versión mucho menor del amor que se centra en la satisfacción e incluso la adoración de uno mismo, la autonomía del individuo, y la creencia de que todos los deseos e inclinaciones sexuales son sagrados”. “No aceptaremos que ninguna identidad percibida establecida por estas creencias justifique la desviación de la enseñanza cristiana sobre el matrimonio y el sexo. Esto es profundamente dañino para muchos, en particular para los niños”. Señalan que ni “la amenaza de sanción legal, ni de pena económica, ni de estigma social” les hará “abandonar el llamado de nuestro Señor a amar de esta manera, en materia sexual como en todas las demás, ni dejar de enseñarla, a todas las personas de todas las edades”.
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