“La democracia es uno de los últimos recursos a que ha recurrido la burguesía para su sostenimiento y su supervivencia;los partidos demócratas, al alcanzar el gobierno de una nación, continúan esclavizando al pueblo y manteniéndolo en la más espantosa miseria”; es “esta farsa de gobierno del pueblo por el pueblo creación de la burguesía para contener y desviar los avances de las organizaciones proletarias”; “los Gobiernos, por izquierdistas que sean, dependen de la alta banca y de los grandes capitalistas. Por eso es mentira la democracia” (ÁLVAREZ JUNCO, 1991, pp. 231-234; GILABERT, 1932, p. 5; R. FORNELLS, CL, 7 de diciembre de 1932. Editorial, SO, 24 de junio de 1931.) “El sufragio universal es la esclavitud de los pueblos», se leía en La Revista Blanca; los obreros al votar «forjan sus propias cadenas”. Votando, “el individuo elige a sus verdugos” decía Cultura Libertarla. El faísta Aláiz explicaba que los ciudadanos al votar no deciden nada, porque los programas de los partidos están “elaborados sin la asistencia de los interesados y sin su consentimiento”.
Los comunistas ven la democracia como un sistema de dominación de clase. No existe democracia a secas, solo democracia burguesa o democracia proletaria. La primera, con todas las libertades que la acompañaban, era un fraude destinado a enmascarar el dominio que ejercía la burguesía sobre el proletariado gracias a su propiedad de los medios de producción. Frente a ella, y al “cretinismo parlamentario” de los demócratas europeos, los comunistas defendieron desde el principio un ideal distinto de democracia. La “democracia proletaria”, que, como le había explicado Lenin al social-demócrata alemán Kautsky poco después de tomar el poder, era “un millón de veces más democrática que cualquier democracia burguesa”. Este segundo tipo de democracia era superior porque representaba a los trabajadores, y por tanto a la mayoría de la población, a través de unos organismos surgidos durante la revolución rusa de 1905, y que jugaron un papel decisivo en la de 1917: los consejos de obreros, campesinos y soldados, más conocidos como soviets. La dictadura del partido comunista, considerado por Lenin como “vanguardia del proletariado” representaría así el Gobierno de la inmensa mayoría del pueblo organizado en soviets.
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