Escribe Ortega y Gasset que la revolución no es la barricada, sino un estado de espíritu. Este estado de espíritu no se produce en cualquier tiempo; como las frutas, tiene su estación….Es curioso advertir que en todos los grandes ciclos históricos suficientemente conocidos (mundo griego, mundo romano, mundo europeo) se llega a un punto en que comienza, no una revolución, sino toda una era revolucionaria, que dura dos o tres siglos, y acaba por transcurrir definitivamente. El hombre medieval, cuando se rebela,se rebela contra los abusos de los señores. El revolucionario, en cambio, no se rebela contra los abusos, sino contra los usos.
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