Miguel de Cervantes, Santa Teresa de Jesús, el Cid, Cristóbal Colón o incluso Shakespeare y Beethoven eran catalanes, o como mínimo tenían un origen catalán. Eso y otras cuestiones, como que Malta fue una colonia catalana durante 500 años, es lo que defienden los investigadores del llamado Institut Nova Història (INH).
El historiador Angels Casals, contestando a las teorías históricas de INH, decía que era el momento de “desenmascarar prácticas pseudohistóricas que no se alejan demasiado de las teorías d'Erich von Däniken sobre la intervención extraterrestre en la construcción de las pirámides egipcias, mayas y las líneas de Nazca”. Y Alcoberro, que incluso dirigió la ANC (Asamblea Nacional Catalana) considera que el “INH es como una religión”, porque tiene “más seguidores” que lectores y llegó a decir que “es como una secta, por no decir como una droga, porque cada descubrimiento es como una gran subida de sustancia química en el cerebro y cada vez quieres más, pero al final el resultado es tóxico”. De forma irónica, estos historiadores se sorprenden, ante las acusaciones de manipulación de la historia por parte del INH porque “desde Felipe II, que debió establecer las directrices, todos han seguido escrupulosamente el plan”. Historiadores ilustres consideran que los investigadores del Institut no han debido pisar un archivo, además de acusarles de desechar aquellos documentos que no se ajustan a sus tesis. Pero lo cierto es que estas tesis del INH cuentan con ilustres seguidores. El expresidente de la Generalitat, Jordi Pujol, les llegó a escribir una carta en la que les animaba a seguir trabajando en la misma línea. El expresidente Quim Torra, el diputado de Junts per Catalunya, Joan Canadell, o el vicepresidente de la Generalitat, Jordi Puigneró, no han dudado en compartir públicamente y apoyar algunas de las tesis del INH.
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