Los humanos arriesgan a menudo su propia vida por “extraños”. Damos sangre, hacemos donativos de dinero y compartimos alimentos. Incluso donamos nuestros órganos. A menudo, no pedimos que se nos dé nada a cambio y a veces incluso insistimos en mantener el anonimato. Este comportamiento es increíblemente raro en la naturaleza. La familia humana trasciende las relaciones de sangre.
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