miércoles, 4 de diciembre de 2019

Lo bello es asqueroso y lo asqueroso es bello



Al comienzo del Macbeth de Shakespeare las brujas pronuncian una sentencia que, al decir de Borges, “de manera bestial o demoníaca trasciende la razón de los hombres” y abre el camino del vasto desorden que llenará esas páginas tremendas: Fair is foul and foul is fair. “Lo bello es asqueroso y lo asqueroso es bello”. Shakespeare, de alguna manera, anunciaba con ello el nihilismo que se ha convertido en el alma de esta civilización. Ya todos parecemos querer negar nuestros errores no demostrando nuestra inocencia sino señalando los errores ajenos. Ospina dirá que “ya el hecho de que muchos incurran en una conducta descalifica a los otros para señalarla o censurarla. Sólo en ese sentido se ha impuesto la democracia, en su arbitrariedad estadística. Pero también la estadística se convierte a menudo en un instrumento falaz de manipulaciones y de desinformaciones. Todos los discursos del poder son tramposos, pero sólo los discursos del poder alcanzan efectivamente a las muchedumbres, ya que el progreso consiste en la capacidad de la técnica para permitir la manipulación espiritual de millones de seres humanos”.

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