Escribe el Papa Francisco en su segunda encíclica Laudato si que el bien común requiere la paz social, es decir, la estabilidad y seguridad de un cierto orden, que no se produce sin una atención particular a la justicia distributiva, cuya violación siempre genera violencia. Toda la sociedad, y en ella, de manera especial el Estado, tiene la obligación de defender y promover el bien común.
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