Lo que el hombre necesita en la vida es amor, amar y ser amado. La felicidad no es posible sin el amor. Amar a otra persona es querer su libertad, que se acerque lo más posible a ella, es decir, al bien. Ésa es su gran meta. Ayudar a la otra persona a tirar de ella hacia arriba, ayudarle a exteriorizar todo, a que esté contenta y dichosa con su existencia, escribe el psiquiatra Enrique Rojas.Todo lo que conlleva el amor verdadero se traduce en un gozo interior que es promesa de futuro y necesidad de compartir la vida, arriesgándola.
Leibniz decía: “Amor quiere decir sentirse inclinado a alegrarse en la perfección y el bien del otro, en su felicidad”. El filósofo católico alemán Spaemann, dice que el mundo instintivo produce una satisfacción inmediata, pero que la felicidad a través del amor se centra en la ética antigua, que residía en el logro de la propia vida a base de respeto, trato cuidadoso, benevolencia y perdón.
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