El escritor vasco Pío Baroja afirmaba que el “País Vasco no tiene una unidad étnica completa; quizá no la tenga ninguno de los pueblos europeos. Tampoco la tiene relativa. Es un país de raza mezclada, dominado por el caos étnico, como diría el germanista A. Stewart Chamberlain. Este caos existe en todas las ciudades y campos de Europa. En las ciudades vascas, la proporción de raza autóctona debe de ser pequeñísima. En el campo, donde más se acentúa la mezcla es en Guipúzcoa. En Vizcaya y Álava, la campiña es más uniforme en su tipo étnico. Ya Eliseo Reclus, buen observador, en su Nueva Geografía Universal, dice: «De vasco a vasco hay tanta diferencia como entre españoles, franceses e italianos. Hay grandes y pequeños, morenos y rubios, dolicocéfalos y braquicéfalos; los unos, dominando tal distrito; los otros, no. La solución del problema se hace cada vez más difícil, porque si la raza es verdaderamente una, constantemente va perdiendo por los cruces su originalidad primera»”.
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