Escribe tanto Matthew d’Ancona como Lee McIntyre que contar la verdad no es convencer al mentiroso ni obligarle a retractarse. La finalidad de atestiguar la manipulación de los hechos o su fabricación, así como la de denunciar la simpleza de las teorías conspirativas es evitar que las mentiras intoxiquen el discurso público o permeen en conciencias menos avisadas.
Aprender a diferenciar las fuentes fiables de las que no lo son es crucial en este momento. Algunos han llegado a proponer incluso un registro de páginas dudosas. Tanto las compañías tecnológicas como los poderes públicos están poniendo en marcha iniciativas que, aunque sea indirectamente, contribuyen a poner coto a las distorsiones de la verdad, pero son los usuarios los que han de tener criterios para detectar lo veraz y razonable en la avalancha informativa que cada día los inunda.
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