Susanna Tamaro. |
El error fundamental fue creer que modificando las estructuras de la sociedad se modificaría naturalmente el hombre. Yo creo, en cambio, dice Susanna Tamaro, que ha de ocurrir exactamente lo contrario, sólo el hombre que haya logrado crecer en su interioridad, sólo el hombre consciente puede trabajar para que las cosas cambien. Buscar la esperanza y hacerla crecer, cultivarla en nosotros mismos y en quienes estén cerca, no rendirse ante aquello que hoy por hoy la sociedad nos impone, ante su vulgaridad, ante su violencia, sino ver entre todo ello unas señales de cambio, custodiarlas y alimentarlas.
Proyecto |
El período de las ideologías y de los grandes sueños utópicos ha terminado. En su lugar se ha formado un vacío, y este vacío da miedo. Este vacío se puede rellenar con cualquier cosa, señala Tamaro, se puede llenar de dispersión, de destrucción o bien de un proyecto. El proyecto construye algo, pero lo hace lentamente, con paciencia, volviéndonos responsables de nuestras elecciones. El proyecto no promete un nuevo orden extraordinario, y, precisamente por eso, está exento de exaltaciones y de fanatismos. El proyecto no atañe a pueblos, naciones o etnias, sino a individuos concretos, un posible fracaso no se puede descargar sobre la historia, sobre el capitalismo, sobre el fascismo o el comunismo, sino tan sólo sobre nosotros mismos. ¿Qué quiere decir tener un proyecto? Quiere decir solamente imaginar una manera diferente de vivir y ponerla en acción.
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