Misa clandestina católica en China |
Cruces destruidas y desarraigadas; dísticos religiosos cubiertos o eliminados, chantajes a las familias pobres que pueden tener subsidios a condición que destruyan las imágenes sagradas de sus casas. Son algunos de los ejemplos citados por el sacerdote Stanislaus, un presbítero de Zhumadian (Henan) que muestran cómo en China hay continuos episodios de cotidiana persecución.
El padre Stanislaus hace una pregunta retórica al presidente Xi Jinping: “¿Es una orden que usted dio personalmente? ¿Todo esto representa exactamente su voluntad?”. De hecho la persecución a las cuales están sujetos los fieles parece más un campaña de las autoridades locales y del ministro de Asunto religiosos, que en nombre de la pureza revolucionaria quiere debilitar al mismo Xi. Queda el hecho que esta opresión tiene una razón: “El número de los fieles superó el de los miembros del Partido y ¡Esto puede ser peligroso!”. Y esto lleva a un “irracional e ilegal” activismo contra las religiones y contra los cristianos en particular.
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