El Papa Francisco hablando sobre el ecumenismo comentó que “tenemos en la historia el ecumenismo de la sangre. Cuando mataban cristianos no preguntaban: “¿Tú eres ortodoxo? ¿Tú eres católico? ¿Tú eres luterano? ¿Tú eres anglicano?”. No. “Tú eres cristiano”, y la sangre se mezclaba. Un ecumenismo del testimonio, es otro ecumenismo. De la oración, de la sangre, del testimonio. Luego, el ecumenismo del pobre, como lo llamo yo, que es trabajar juntos en lo que podamos, trabajar para ayudar a los enfermos, a la gente que está un poco al margen del mínimo bienestar, ayudar. Mateo 25: ese es un buen programa ecuménico, ¿no? Caminar juntos, y eso ya es unidad de los cristianos. Pero no esperéis que los teólogos se pongan de acuerdo para llegar a la Eucaristía. La Eucaristía se hace todos los días con la oración, con la memoria de la sangre de nuestros mártires, con las obras de caridad y también queriéndose. En una ciudad de Europa había un buen trato entre el Arzobispo católico y el Arzobispo luterano. El Arzobispo católico tenía que venir al Vaticano el domingo por la tarde y llamó para decir que vendría el lunes por la
mañana. Cuando llegó me dijo: “Perdone, pero ayer el Arzobispo luterano tuvo que ir a una reunión y me pidió: ‘Por favor, ven a mi catedral y haz tú el culto’”. ¡Hay hermandad! ¡Llegar a eso es mucho! Y la predicación la hizo el católico. No hizo la Eucaristía, pero la predicación sí. Eso es hermandad. Cuando estaba en Buenos Aires fui invitado por la Iglesia escocesa a dar varias predicaciones, e iba allá y predicaba… ¡Se puede! Se puede caminar juntos. Unidad, hermandad, mano tendida, mirarse con bondad, no hablar mal de los demás… Defectos los tenemos todos, todos. Pero si caminamos juntos, los defectos dejémoslos a parte, esos los critican los “solterones”.
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