Valle de los Caídos |
El 5 de mayo de 2010, el periódico La Razón publicaba un artículo de Luis Suárez titulado, El Valle de los Caídos donde defiende el verdadero significado del monumento en la actualidad, como lugar de peregrinación donde se practica la adoración de la Cruz. Traza una breve memoria del Valle, relacionándolo con dos Pontífices que lo visitaron antes de ser Papas. En primer lugar, el Cardenal Roncalli, que fue allí acompañado de don Ángel Herrera y del Ministro Martín Artajo, poco antes de su inauguración, mostrándose entusiasmado ante la idea. Recuerda que siendo ya Juan XXIII, elevó la iglesia a basílica, depositó un trozo del Lignum Crucis, y concedió la indulgencia que allí se lucra en los Oficios del Viernes Santo. Recuerda también la del entonces Cardenal Ratzinger, después de participar en los Cursos de Verano de El Escorial, para adorar la Cruz, de la que dijo, más tarde, en la Universidad Complutense, ser el signo sin el que no puede edificarse una sociedad justa y legítima. Termina diciendo que no se trata de invocar una memoria sino de superarla para que sea posible un dialogo permanente dentro de los valores éticos que el cristianismo defiende.
Escribe Alberto Bárcenas que hay quien quiere volar la cruz por respeto a Cristo. Puede estar aquí el verdadero origen de la polémica. Atacando al franquismo, cuyo símbolo es el Valle, se puede solicitar la destrucción de la Cruz desde posiciones democráticas, incluso respetuosas, aparentemente, con el cristianismo. El franquismo desapareció, pero la Cruz sigue en pie y la Iglesia también. Los ataques al Valle bien pueden dirigirse, en última instancia, contra el catolicismo.
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