Histórica puerta de Damasco en las antiguas murallas de Jerusalén |
Sigue el conflicto entre Israel y Palestina.
Israel nunca se dejara arrebatar lo que considera suyo. Es la herencia de sus padres.
—¿Qué valen nuestras vidas? —preguntó a sus soldados—. Nada, en comparación con nuestra misión. Recordad: lo que nosotros defendemos aquí son las murallas de Jerusalén.
Mishka Rabinovich, el artillero herido en el brazo que, dos meses antes, detuviera a los blindados de la Legión Árabe con su bazuka, mandaba una de las compañías. Daba sus instrucciones cuando uno de sus hombres, un judío ortodoxo, preguntó: —¿Qué tendremos que hacer cuando lleguemos ante la mezquita de Omar? —¡Quitarnos los zapatos y continuar luchando!
¿Os acordáis de la carta que escribe Esther a sus padres y que esta recogida en el libro “Oh, Jerusalén “(Larry Collins y Dominique Lapierre)
Queridos papá y mamá: Os escribo para suplicaros que
aceptéis todo lo que me pueda ocurrir, con la serenidad que deseo. Libramos un difícil combate. He saboreado el infierno, pero ha valido la pena, porque estoy convencida de que el fin de esta batalla verá la realización de nuestras esperanzas. He vivido plenamente mi vida, y me ha sido muy dulce vivir aquí, en nuestra tierra. Espero que un día, pronto, vengáis todos y gocéis de los frutos de nuestra lucha. Sed felices y acordaos de mí sólo en la alegría. Shalom, ESTHER
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