Buena parte de los cables de fibra óptica del mundo pasan por Estados Unidos. En este país se encuentra la columna vertebral de la red de redes por cuestiones históricas y técnicas. Pero este desequilibrio también es fomentado para poder controlar el flujo internacional de información,dice Esteban Magnani, lo que mantiene un statu quo que se refleja en muchos aspectos. Esto hace que numerosos servicios web sean más baratos de contratar en los Estados Unidos que en otros países. Esto limita las posibilidades de desarrollos locales lo que, a su vez, genera un círculo vicioso porque al limitarse los usos, la demanda continúa siendo
baja y las inversiones también son menores. Esta particular distribución de las redes no es ingenua ni sus consecuencias solo económicas. Julian Assange, el fundador de Wikileaks lo explicaba de la siguiente manera: “El nuevo gran juego no es la guerra por los oleoductos. Es la guerra por los caños de internet, el control sobre los recorridos de los cables de fibra óptica que se distribuyen por el lecho marino y la tierra. El nuevo tesoro global es el control sobre el enorme flujo de datos que conectan continentes y civilizaciones linkeando la comunicación de miles de millones de personas y organizaciones”.
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